Por qué beber BMA y vino tinto de forma moderada puede ser saludable

Durante muchos años, el vino ha sido estudiado con el objetivo de encontrar aquellos motivos por los que beberlo puede proporcionar beneficios para el organismo y protección contra ciertos tipos de enfermedades. Si bien es cierto que el alcohol por si mismo tiene una serie de contraindicaciones, siempre vamos a hablar de un consumo moderado. Además, matizaremos que todos los estudios mencionados en este artículo han afirmado y avalado los resultados con gente que ya bebía vino de manera regular y moderada, contraindicándolo en todo momento a gente que no lo bebiera o que lo beba en grandes cantidades. Que el vino es un alimento saludable no lo decimos nosotros, sino que es avalado por diferentes estudios llevados a cabo en los últimos años por todo el mundo. Vamos a comenzar hablando del más reciente de ellos, en el que se ha determinado que el vino tinto, junto a otros productos como verduras de hoja verde o café reducen la inflamación y el riesgo de enfermedades cardíacas. Sí, como lo lees. Este estudio llevado a cabo por la Harvard T.H. Chan School of Public Health, la escuela de salud pública de la Universidad de Harvard, ha determinado que las dietas ricas en antioxidantes y ciertas vitaminas como la del tipo E, tienen unas enormes propiedades para reducir la inflamación cardiaca, así como reducir un 46% el riesgo de una persona de sufrir una enfermedad cardíaca. Siguiendo con este tipo de enfermedades, el colesterol es una de las sustancias de nuestro cuerpo que contribuye en mayor medida a provocarlas. El vino tinto aumenta los niveles de HDL o como también se conoce, el colesterol bueno.

Un reto continuo en busca de la sostenibilidad

14 años más tarde de haber empezado este proyecto, el de Bosque de Matasnos, nos vemos atrapados de nuevo en una crisis. Por allí, por 2007, decidimos comprar una preciosa finca situada en el sur de Burgos, entre Peñaranda de Duero, Arandilla y Hontoria de Valdearados, haciendo frontera con Soria, en las tierras altas y más frías de la Ribera del Duero. Estamos muy cerca del nacimiento del río que da nombre a esta bonita tierra, la Ribera del Duero. Nos gustó lo que vimos al instante. Un viñedo viejo en mal estado, cierto, pero rodeado de un entorno boscoso como muy pocas veces había visto en mi vida vitícola. «No hay muchos, pensé, quizá ningún otro viñedo en España está encerrado en una masa forestal tan singular» . De ahí nació esta aventura, envuelta en cierta arrogancia por el desconocimiento, y principalmente por el desconocimiento de la que se nos venía encima. No pasaron 12 meses y Lehman Brothers quebró el 8 de septiembre de 2008. El viñedo viejo representaba 4 hectáreas de 240 del total de la propiedad, 80 eran del bosque que nos rodeaba, hoy tenemos más de 50 plantadas en la propiedad y otras 8 hectáreas viejas o muy viejas de los mejores viñedos de la zona. Hemos dado más de 10 vueltas al mundo (dejamos de contarlas al llegar a 10) y quizá ya sean 12, ni lo sé. Pasamos de hacer el vino, yo mismo con un bodeguero y otro compañero que lo cuidaba cuando yo viajaba por el mundo, a emplear a más de 25 personas en el campo y la bodega. Hemos conseguido completar un cambio radical en nuestra propiedad y viñedo, todo, absolutamente todo lo que producimos está certificado como ecológico, desde la uva, los cereales que se comen nuestras ovejas, nuestra miel y hasta nuestro huerto. Somos un potente sumidero de CO2 según nuestro balance en el Ministerio de Agricultura, y lo más importante, nos sentimos muy, pero que muy orgullosos de lo que estamos consiguiendo. A día de hoy, teniendo a la vista esta triste situación, por lo humano y por lo que viene detrás y que ya estamos sintiendo, entendemos que vamos a sufrir mucho. No vendemos una botella desde hace 5 meses, primero por la falta de stock debido a la mayor demanda sobre la oferta y ahora por el maldito virus. Ya tenemos la cosecha 2018 en el mercado y sin quererlo, nosotros, hijos de la crisis anterior, airosos vencedores con un proyecto incólume, nos vemos de nuevo metidos en las trinchera y curiosamente como nuestros sanitarios, con cascos de papel y armas de goma… No sabemos si aguantaremos los envites del enemigo de nuevo. Solamente pensar en que un proyecto como el nuestro, ha demostrado y está demostrando que se puede producir un producto de calidad, generar riqueza en el medio rural, fijar personas a la economía abandonada por todos y además no contaminar. Mejor dicho, mejorar de forma definitiva el medio ambiente y en particular el medio que nos rodea. Nos da el coraje, la fuerza y la alegría de volver a conquistar nuestro objetivo, “el de seguir adelante y demostrar al mundo entero que sí, que es posible generar riqueza y mejorar nuestro medio ambiente”. Lo vamos a volver a conseguir, seguro, maltrechos acabaremos, también seguro, pero lo vamos a volver a hacer… Siempre he pensado y pienso que si hubiera varios Vega Sicilia, varios Pago de Carraoveja, Pingus, Viña Sastres y tantos otros buenos, buenísimos productores de vino en esta Ribera del Duero, la imagen y la calidad de nuestro nombre por el mundo entero no solo sería mejor, además sería más fuerte y contundente. Pero también me gusta pensar y pienso que si hubiera 10 Bosques de Matasnos, además de producir magníficos vinos, nuestro medio ambiente sería mucho, mucho mejor. Jaime Postigo Gómez Socio fundador y CEO

Sensaciones que produce el vino

Que la primera evidencia más antigua del vino sea una vasija del año 5.400 a.C y su consumo haya perdurado hasta nuestros días no es casualidad. Algo tan rico y saludable tenía que superar todas las etapas en las que ha vivido el ser humano, y además producir sensaciones que otras bebidas no hacen sentir por si mismas. Cuando descorchas una botella de vino no solo dejas al descubierto aromas y ayudas a suavizar los taninos, sino que también estarás haciendo que aparezca este sentimiento. Siempre que hagamos un consumo moderado del mismo, los diferentes ingredientes de los que todo vino está hecho provocará que nuestro cerebro libere serotonina y dopamina, dos neurotransmisores cuyo último fin será la felicidad y la alegría. Ejemplos de esta alegría pueden ser la de catar aquel vino que tantas ganas tenías de degustar o la alegría de que un fabuloso maridaje esté aún más sabroso junto con una copa de tu vino favorito. Cada persona es diferente de la misma manera que cada vino también lo es. A la hora de catarlo, florecerán diferentes sensaciones en cada uno de nosotros por lo que habrá que encontrar las palabras adecuadas para describir a los demás todas estas sensaciones, ya que un vino, puede hacer que sientas placer, nostalgia o un sinfín de sentimientos en mayor o menor medida. Abrir una botella de vino tinto o blanco también es sinónimo de compartir un buen momento: contigo mismo, con amigos, con familia. En definitiva, con gente que comparte una misma pasión. Además, podemos hacer esto en cualquier momento y en cualquier lugar. Un restaurante a mediodía, viendo tu serie favorita en casa por la tarde, junto con la cena o en una celebración familiar. ¿Sabías que el Record Guinness de la cata de vinos más multitudinaria logró reunir a 5.095 personas? Fue en Aranda de Duero, a tan solo 25km de nuestro Bosque. El anterior record lo ostentaba la ciudad de San Francisco, al otro lado del mundo. Porque si una cosa ha conseguido el vino es unir a personas bajo un mismo idioma. Muchos son los países que tienen un vino característico entre sus principales intereses culturales: desde el vino de Oporto en la gastronomía portuguesa hasta el vino caliente en Europa Central. Solo en España, un 60% de la población afirma ser consumidora de esta bebida. Todos ellos tienen una misma protagonista, que no es otra que la uva. Esta fruta, procesada a través de los diferentes métodos de elaboración que existen es la responsable de esta sensación de compartir que produce el vino. En Bosque de Matasnos nos encanta recibir aquellos momentos que nuestros BMA Lovers (así es como llamamos a nuestros amigos) comparten con una botella de Bosque, ya sea con un tinto como nuestro Etiqueta Blanca o con un Blanco de Matasnos. Tanto es así, que hemos creado una sección en nuestra web y en nuestro perfil de Instagram en la que todas las semanas ponemos las mejores fotos de nuestros BMA Lovers descorchando una botella o disfrutando de un exquisito maridaje con uno de nuestros vinos. Te invitamos a que el día que disfrutes de cualquiera de nuestros vinos te hagas una foto con ella y la subas a redes sociales. No solo compartirás tu pasión con aquella persona con las que estés disfrutando del vino en ese momento; también lo harás con una enorme comunidad de gente en este mundo digital tan amplio. Y tú, ¿eres un BMA Lover?

Consejos para iniciarte en el vino

La aproximación al mundo del vino debería realizarse siempre desde dos perspectivas: una teórica y otra práctica. Las personas que nos dedicamos al bonito mundo del vino tenemos la fea costumbre de comunicar con tecnicismos sacados de manuales de química, o con fichas de cata que parecen jeroglíficos egipcios. No comunicamos de una forma sencilla y accesible para las personas que quieren iniciarse en los conocimientos del vino. Ideas para superar los primeros pasos Formación adecuada. Un conocimiento moderado del medio nos ayudará a desenvolvernos mejor en él. Se entenderán mejor las conexiones clima-estilo de vino, viticultura-variedades, maridajes, altura-acidez, zonas vitivinícolas-suelo, etc. Hay que tener en cuenta que en un vino influyen factores tan dispares como geografía, climatología, cercanía o lejanía de masas de agua, latitud, pluviometría, exposición a los rayos solares, características de los suelos, etc. Por lo tanto, para comprender de una manera efectiva un vino, parece aconsejable contar con un mínimo soporte teórico. La infidelidad. Practícala como norma básica de comportamiento. La persona que acostumbra a beber vino tinto de Rioja debe probar vinos más tánicos (Ribera del Duero), más frescos (Bierzo), más potentes (Jumilla) y nunca quedarse parada en la búsqueda de nuevas sensaciones. Pero exactamente igual en términos de vinos blancos, ¿por qué detenerse en las maravillas atlánticas elaboradas con albariño si, además, puedes alcanzar estupendos txakolís, viuras riojanas o variedades foráneas perfectamente adaptadas a los climas y suelos nacionales (Sauvignon Blanc, Chardonnay, Viognier…)? Asistir a catas. Mirar las cartas de vino buscando qué no has probado, encontrar en lo raro el atractivo de lo diferente, alejarse de las modas y entrar en esos restaurantes que se preocupan por los maridajes más atrevidos, no asustarse cuando lees Vijariego, Trepat, Marmajuelo, Treixadura… No atacan, son variedades de uvas. Si quieres seguir informándote sobre el apasionante mundo del vino, no te pierdas nuestro próximo artículo en «Conoce el vino con BMA». Acis Bernardo Adjunto Director de Bosque de Matasnos

Principales diferencias entre Ribera del Duero y Rioja

Cuando en España hablamos de vino tinto, todo el mundo piensa en dos Denominaciones de Origen. Una es Rioja, y la otra, que se ha hecho fuerte y cuenta con gran prestigio tanto a nivel nacional como internacional, Ribera del Duero. Estas dos zonas cuentan con sus defensores y sus detractores. Cada bando con sus argumentos y razones para defender las virtudes, el estilo y la personalidad de aquel tipo de vino que más le gusta. Pero, ¿hay razón para este enfrentamiento? ¿Tan diferentes son? Desamores que matan, nunca mueren. Características comunes y diferencias Vamos a intentar poner un poco de luz sobre el asunto. Ambos mantienen determinadas características en común, ya que comparten la misma uva, la variedad tempranillo. Además, ambas zonas de cultivo se caracterizan por ser suelos arcillosos y calcáreos. Entonces, ¿en qué se diferencian? La respuesta es, en el clima. ¿Es la influencia de la climatología tan extraordinariamente importante como para dar vida a dos vinos tan diferentes? En la Ribera del Duero es continental, con temperaturas extremas: mucho frío en invierno y mucho calor en verano, mientras que en La Rioja es más suave, con influencias atlánticas y mediterráneas que van a moderar la continentalidad propia de la zona. Color, aroma y potencia Los Ribera del Duero, casi siempre, serán más intensos. Los responsables del color en el vino son unos compuestos fenólicos llamados antocianos. De nuevo, el clima de la Ribera del Duero con sus contrastes térmicos será el responsable de que haya más en la uva que crece en esos parajes y, por tanto, produzca un vino con más capa de color. En una segunda fase de la cata, fase olfativa, percibiremos marcadas diferencias. Mientras que en los vinos de Rioja predominarán los frutos rojos: frambuesas, fresas, cerezas, etc., en sus homólogos ribereños el aroma vendrá definido por frutos negros más maduros: mora, grosella, picota… El predominio de la barrica francesa en Ribera del Duero nos traerá vainillas suaves y especiados elegantes mientras que en los caldos riojanos percibiremos aromas más evolucionados: cuero, cedro, caja de puros…debido al uso tradicional del roble americano. Las uvas de Ribera del Duero van a nacer en condiciones climatológicas más extremas, lo que producirá una mayor cantidad de taninos. Estos, nos van a dar mayor sensación de potencia cuando lo degustemos. Por el contrario, las uvas riojanas, al venir con menos carga tánica, aportarán sensaciones más ligeras. Alcohol Los Ribera tienen, generalmente, mayor graduación alcohólica. Debido a la amplitud térmica día-noche, la uva tempranillo de Ribera tardará más en madurar. Cuando esto ocurre, lo hace siempre con un mayor grado de azúcar, que en el proceso de fermentación se transformará en alcohol. Eso quiere decir que entre los caldos de la Ribera del Duero y los de Rioja puede llegar a haber un grado alcohólico de diferencia. Y al beberlo se percibe que es un vino más alcohólico, más estructurado. Maridaje y añada El maridaje se basa en la búsqueda de un equilibrio armónico entre aquello que comemos y aquello que bebemos. En ambos casos, podemos identificar la misma línea: perfecto maridaje con cualquier tipo de carne. Quizá los vinos riojanos puedan satisfacer un abanico más amplio; debido a su mayor acidez, los podríamos maridar con pescados, aunque estos tendrían que ser grasos para que la combinación fuese perfecta. En el caso de los Ribera se toman, sobre todo, los caldos denominados como Roble y los Crianza. De Rioja, en cambio, destacaríamos sus Reservas. Acis Bernardo Adjunto Director de Bosque de Matasnos

El tamaño importa

Un concepto sencillo Independientemente de si somos profanos o expertos conocedores del mundo del vino, sabemos que cuanto menor sea la extensión del viñedo y, por tanto, la producción, mayor será el cuidado, el esmero y el tiempo dedicado por cada botella elaborada. Esta es la forma de trabajar para llegar a conseguir un vino como Bosque de Matasnos. Exhaustividad en las labores realizadas en la viña, elaboraciones cuidadas con el objetivo de extraer todo el potencial aromático y tánico que la variedad Tempranillo nos brinda y mínimos tratamientos realizados a los mostos. Calidad y no cantidad Bosque de Matasnos cuenta en la actualidad con 42 hectáreas de viñedo en producción y en ellas se dedican más de 9000 horas de trabajo al año. Prácticamente todas las labores que se realizan en el viñedo son llevadas a cabo de forma manual. Es importante destacar que la vendimia se realiza así siempre. Bosque de Matasnos prioriza la calidad como premisa principal y esto se ve perfectamente reflejado en los escasos 4000 kgs./ha. que obtenemos de nuestro viñedo. Estos bajos rendimientos aseguran un perfecto equilibrio en la maduración tanto fenólica como alcohólica. Los parámetros que debemos tener en cuenta antes de vendimia (azúcar, acidez, pH, antocianos, polifenoles, peso y volumen de la baya) quedan ajustados de forma armónica gracias a que, desde finales de agosto hasta los días previos a vendimia, se procede a un escrutinio exhaustivo de todo nuestro viñedo. Siete de cada diez racimos se quedan por el camino desde que se planta hasta que sale la uva. Las uvas utilizadas para la elaboración del vino son Tempranillo, Merlot, Malbec, Verdejo y Chardonnay. La Bodega, situada en Peñaranda de Duero, centro arquitectónico y cultural de la Ribera del Duero, comercializa 100.000 botellas de su vino tinto al año. El vino con alma de bosque, ¿quién no quiere disfrutar de un vino así?

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