Durante muchos años, el vino ha sido estudiado con el objetivo de encontrar aquellos motivos por los que beberlo puede proporcionar beneficios para el organismo y protección contra ciertos tipos de enfermedades. Si bien es cierto que el alcohol por si mismo tiene una serie de contraindicaciones, siempre vamos a hablar de un consumo moderado. Además, matizaremos que todos los estudios mencionados en este artículo han afirmado y avalado los resultados con gente que ya bebía vino de manera regular y moderada, contraindicándolo en todo momento a gente que no lo bebiera o que lo beba en grandes cantidades.
Que el vino es un alimento saludable no lo decimos nosotros, sino que es avalado por diferentes estudios llevados a cabo en los últimos años por todo el mundo. Vamos a comenzar hablando del más reciente de ellos, en el que se ha determinado que el vino tinto, junto a otros productos como verduras de hoja verde o café reducen la inflamación y el riesgo de enfermedades cardíacas. Sí, como lo lees. Este estudio llevado a cabo por la Harvard T.H. Chan School of Public Health, la escuela de salud pública de la Universidad de Harvard, ha determinado que las dietas ricas en antioxidantes y ciertas vitaminas como la del tipo E, tienen unas enormes propiedades para reducir la inflamación cardiaca, así como reducir un 46% el riesgo de una persona de sufrir una enfermedad cardíaca.
Siguiendo con este tipo de enfermedades, el colesterol es una de las sustancias de nuestro cuerpo que contribuye en mayor medida a provocarlas. El vino tinto aumenta los niveles de HDL o como también se conoce, el colesterol bueno.